Como ya se ha señalado en anteriores artículos, tres son los fundamentos básicos en los que se articula el Tarot y su ciencia, siendo muy importante la simbología del alfabeto hebreo. Hemos visto, por un lado la Cábala y los Sefirot.
El primer concepto hace referencia, como se vio a una serie de arquetipos universales y valores inherentes al conocimiento humano y a su propia condición, por otro lugar, en relación a los llamados Sefirot, vinculan el grupo de cartas que nos ocupa con cuestiones numéricas y de profunda trascendencia semántica e interpretativa, por lo tanto y en este punto podremos afirmar que ni los números que definen a cada elemento son casualidad, ni los símbolos de cada carta (digo símbolos, no dibujos) son tampoco una cuestión arbitraria o caprichosa. Todo ello, como hemos visto hasta ahora, tiene un fundamento y una profunda base arquetípica. Veamos ahora cómo influye el alfabeto hebreo.
Vinculación de cada carta del Tarot
El tercer grupo que, para muchos, viene a formar parte de la idiosincrasia del Tarot es la vinculación de cada carta con un símbolo de la baraja. Habrá que señalar en este punto que esta vinculación es quizá la más endeble de las que hemos visto. Si bien para las otras dos existen solidas bases y fundamentos que unen los antiguos conocimientos con el Tarot, en cuanto a las letras es algo más insidioso. Desde siempre ha existido una clara tendencia a vincular las 22 letras del alfabeto hebreo con los 22 Arcanos Mayores del Tarot. Pero existe desde antiguo un importante problema: se trata del orden o la correspondencia mediante el cual se emplazan y se otorga la correspondencia entre letras hebreas y figuras del Tarot.
En realidad y en relación al punto anterior, no ha existido acuerdo a lo largo de toda la historia al respecto. Si bien fue Alphonse Louis Constant junto con Gérard Encausse, quienes establecieron y sistematizaron en el XIX una clara vinculación y correspondencia entre la Cábala y el Tarot, al respecto de las letras y su asociación, existen distintas versiones y un claro desacuerdo entre estudiosos y expertos en el tema. Para Crowley, por ejemplo, es el Loco el arcano de partida, el cual aparece vinculado al 0 y a la letra alef, primera letra del alfabeto judío. Wirth y Bauchard optarán por el mago. A día de hoy es una cuestión no resuelta.
Equivalencia entre letras hebreas y arcanos mayores del Tarot
Para la equivalencia entre letras y símbolos del Tarot, teniendo en consideración la polémica esbozada anteriormente, se suele utilizar la versión del inglés Oswarld Wirth (1860-1943), quien tiene distintos estudios sobre el Arte del Tarot y demás viene a desarrollar el arte de la gematría (vinculación de letras hebreas con figuras del Tarot). De este modo y según el propio Wirth, se puede establecer las siguientes equivalencias:
- Alef: Mago
- Beit: Papisa
- Guimel: Emperatriz
- Dalet: Emperador
- He: Papa
- Vav: Enamorado
- Zain: Carro
- Jeit: Justicia
- Teith: el Ermitaño
- Yod: Rueda
- Kaf: Fuerza
- Lamed: Colgado
- Mem: Muerte
- Nun: Templanza
- Samej: Diablo
- Ain: Torre
- Pep: Estrella
- Kuf: Sol
- Reish: Juicio
- Shin: Mundo
- Tav: Loco
Como se ha dicho, en la actualidad este sistema de equivalencias, debidamente justificado por Wirth en su obra de 1937 “El Tarot de los imagineros en la Edad Media”, es la nomenclatura más difundida y utilizada en todo el mundo. A Wirth también, debemos el estudio y desarrollo de la ciencia llamada Gematría, esencial para el Tarot; se podría definir tal concepto de Gematría como una forma de exégesis propia a la biblia judía mediante la cual se suman los valores numéricos de las letras y de las frases para interpretarlas, partiendo del valor numérico asignado a cada letra (o viceversa).
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