Se podría decir, para empezar, que uno no termina jamás de aprender en ninguna faceta de la vida, mucho menos en una cuestión tan rica en matices e interpretaciones como el mundo del Tarot. Se podría decir que existen múltiples niveles de lectura e interpretación, según los conocimientos de quien lee e interpreta e incluso según el tipo de preguntas o la persona que necesita saber. Comencemos ahora con el verdadero aprendizaje del tarot.
¿Qué es el Tarot?
El Tarot, por tanto es, como hemos visto, un compendio de antiguos conocimientos místicos que confluyen en 72 símbolos, reflejados en sendos números de cartas. Cada elemento, como ya se ha visto en anteriores artículos hace referencia a unos arquetipos universales. Es por ello que los arcanos constituyen, en sí mismos, un lenguaje, mediante el cual dibujos, colores, números y signos cumplen la función de letras y palabras. Da igual el idioma en el que nos expresemos, precisamente por la naturaleza universal de los arquetipos, importan sobre todo los símbolos y su interpretación.
Lo positivo de este tipo de arte adivinatoria es que, en esencia, no se requiere un don profético, ni una sensibilidad especial. En el Tarot se pueden traducir los símbolos y las tiradas sin la necesidad de ser un mago o un vidente. El Tarot es un lenguaje, un método al alcance de todo el que esté interesado en este rico mundo.
Generalmente, primero hay que familiarizarse con cada elemento del Tarot. Se suele comenzar, de esta manera, estudiando la descripción de cada uno de los elementos. Se aprende el valor atribuido tradicionalmente a cada símbolo y la energía que ellos encierran en sí mismos. Es recomendable, muchos lo hacen, en los primeros tiempos ir anotando en una hoja cada símbolo y su significación hasta que consigamos asociar los 72 elementos de la baraja, más adelante se irá profundizando en cuanto a matices y pequeños detalles.
Para muchos existe cierta similitud entre el Tarot, como una forma de comunicación y lenguaje y las formas literarias de la lengua. Es precisamente, en una segunda etapa del aprendizaje, cuando ya tenemos claras las principales directrices semánticas e interpretativas de cada elemento, cuando viene la conjugación de esos símbolos, la relación que guardan unos con otros, en una tirada, y como pueden modificarse los unos a los otros o determinar ciertos aspectos más precisos y puntuales gracias a las cartas que están próximas. Por lo tanto una segunda etapa del aprendizaje consistiría en la relación y la argumentación y la inferencia entre unos elementos y otros. Es como si un conjunto de letras, o signos arbitrarios, en el caso del lenguaje, diesen forma a una descripción o un texto, mediante la capacidad de lectura y el valor de cada símbolo o grafía, por ello se utiliza el símil de un libro literario.
Los arcanos: Aprendizaje del Tarot
Muchos expertos no dudan en comparar el lenguaje del Tarot como las letras de un texto literario, donde los distintos tipos de elementos se comportan como las letras. De hecho, a modo de modelo didáctico, se dice que el Tarot de Marsella por ejemplo, que es el juego de cartas más utilizado para la lectura oracular, está compuesto por 56 arcanos menores y 22 arcanos mayores. Los 56 arcanos menores actúan como “vocales”, teniendo el rol de contexto en el cual se forman las “palabras” que el lector del oráculo debe leer e interpretar. Los 22 arcanos mayores, actuando como consonantes, tienen el rol esencial de dar el sentido y la forma. Por eso se ha insistido después de mucho tiempo de hacer una correlación cabalística entre las letras del alfabeto hebreo y los arcanos mayores.
Se podría decir, para terminar, la infinita combinación de elementos, igual que ocurre en el lenguaje con cada letra, da como resultado unas posibilidades infinitas de interpretación y adivinación. Es un lenguaje, el del Tarot, que cubre todas las posibilidades, pero es necesario saber leerlo bien e interpretarlo correctamente, para ello hace falta aprendizaje del tarot, mucho estudio y un conocimiento, cada vez mayor de cada símbolo, y ello se consigue con interés, paciencia y paso a paso, tal y como hemos dicho al comienzo de este artículo.
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