El Ermitaño ocupa el noveno lugar de entre todos los Arcanos Mayores. La carta representa un anciano caminando con el cabello blanco. Porta un manto azul y una antigua lámpara para iluminar sus pasos. No se le ven sus pies, lo cual significa que casi no avanza o lo hace de manera muy lenta, puede ser también que se trate de un itinerario interno, un viaje espiritual e introspectivo de uno mismo. El cabello blanco simboliza tiempo vivido, experiencia y sabiduría. El bastón sobre el que se apoya tiene siete nudos, como el báculo que usó Moises, incluso como los días que tardó Dios en crear el mundo. La lámpara, encendida, simboliza el conocimiento y una intensa iluminación divina.
La carta en sí, representa a un ermitaño, una persona ascética y estudiosa de distintos temas. Por otro lado, también representa la soledad, la reflexión y la prudencia. Existen conocimientos que requieren de soledad, tal es el camino de la introspección; por lo tanto este Arcano, tiene la dualidad de realizar un camino, un itinerario físico, lento pero seguro y otro tipo de camino interior, o espiritual y ascético.
En cuanto a la cábala, la figura de El Ermitaño viene asociada a la letra Teth, con el signo de Virgo, al número nueve, según la numerología, y con el elemento de la luna. En un plano esotérico, está vinculado con el signo de Leo, con el elemento de tierra y con la estación del otoño.
En cuanto a su valor numérico, el 9 simboliza la culminación del tiempo y de todos los números.
El resultado al interpretar El Ermitaño
En cuanto al resultado final, en principio es una carta positiva, sobre todo si se trata de un tema vinculado con los estudios o el desarrollo intelectual o incluso espiritual, en caso contrario, si aparece cuando la pregunta se vincula con cuestiones sentimentales o monetarias, este elemento se desvirtúa en su significado, ya que pasará a significar paciencia, la necesidad de una reflexión previa sobre el tema para no caer en el error de posibles decisiones negativas. También puede indicar soledad ante determinados problemas o circunstancias, como siempre el factor vendrá determinado por las cartas que aparecen próximas a este elemento. En todo caso, es un elemento que invita a la reflexión sobre distintas cuestiones.
En lo que concierne a la persona, la carta denota una personalidad mayor, con experiencia y sabia, aunque también solitaria y quizá voluntariamente aislada, son personalidades que, por lo general les cuesta la relación con el exterior y con las personas, poseen un gran mundo interno. Es una figura reflexiva, estudiosa y metódica. También podría definirse como una personalidad ambiciosa, la cual ha esbozado un plan para lograr sus fines y hará todo lo que tenga que hacer para conseguir su meta.
En cuanto a la situación, el Ermitaño nos representa una persona en soledad y aislada. No cuenta con nadie para ser guiado, lo cual puede acarrearle serios problemas de confianza o de amistad, incluso de pareja. Él solo tiene respuesta para sus preguntas. Metafóricamente, hablando de amor, de economía, incluso de salud, puede mostrarse una situación dificultosa que avanza lentamente y en la que es necesario ser prudentes.
En lo concerniente al amor, simboliza la soltería, como ya se ha dicho, la soledad buscada. En el caso de que se tenga pareja, esta carta nos anuncia futuros problemas o tensiones, incluso una personalidad que le cuesta adaptarse al mundo de la convivencia. Es reiterativo la cuestión de la falta de comunicación en este triunfo.
En el caso de que apareciese invertida, podemos hablar de un desarrollo de los temas esbozados anteriormente; por ejemplo en el caso del amor, esa incomunicación o esa dificultad de adaptación puede conllevar una ruptura o incluso problemas para encontrar una nueva pareja. En lo concerniente a la salud, la carta nos invita a cuidarnos y a posibles problemas de memoria, en el trabajo algo muy similar, problemas por falta de concentración.